Monday, July 28, 2014

Medalla de finisher

No sé si a todo el mundo le pasa, pero para mí hay algunas pocas cosas en las que tengo que dar todo. Suena mucho en publicidades de mierda que apelan a emociones que no tienen que ver con el producto que venden y se agarran de un equipo de algún deporte para venderte yerba, así que probablemente sea común.

El todo de ese "dar todo" no es el todo que la situación necesita, porque eso sería ser perfecto y hacer todo bien; es nada más el todo que uno puede dar. Tiene sentido hacer todo lo que uno pueda en pos de una cosa que le interesa. Lo que me resultó llamativo de golpe es que haya situaciones en las que mi todo (lo que puedo) claramente no contiene al todo de la situación (lo que hace falta); no hay casi chance de que salga, pero yo siento que no puedo guardarme un gramo de energía del intento, aunque sea un intento condenado en la dirección equivocada. Es como que esos recursos están destinados, en el sentido de Destino, a ser invertidos en eso y nada más, no se pueden ahorrar para otra cosa. Me suena a que es como Esperanza en forma de acciones; la esperanza es por algo, no en general a la existencia misma del universo y uno después elige dónde la aplica. No se puede guardar para otra cosa, para otro momento. Hay que darlo, a eso, y es dar y no invertir porque no va a conseguir nada.

Se me ocurre que es como estar corriendo una maratón con una meta, una marca a mejorar, y saber que no hay manera de que llegues. Pero seguís, y llegás hasta el final de la maratón, que es una meta pero no es la que querías. Te dan un token por terminar, te reconocen el esfuerzo y el mérito, porque no cualquiera. Pero no es lo que querías. Medalla de finisher, creo que le dicen.

La medalla de finisher del dar todo es la paz mental. No tenés lo que querías, no bajaste la marca. Seguiste corriendo a pesar de saber que no ibas a tener lo que querías, dejaste ahí energías que no te llevan a ningún lado y no vas a poder usar para otra cosa. Pero está bien, no tenías ninguna gana de usarlas para otra cosa, y literalmente hiciste todo lo que pudiste. Esa es la medalla, diste todo indiscriminadamente, hiciste todo lo que podías.


Podemos charlar un poco de parar a pensar, a transformar una energía en otra, en no desgastarse en un punto para crecer en otro y trabajar para ampliar esa intersección entre lo que podés y lo que hace falta, pero justamente yo quiero hablar de cuando estás al límite, cuando en la lista de lo que podés ya ni siquiera están "pensar" y "crecer". Tenés un resto que no sirve para nada pero lo querés quemar igual ahí porque es lo único que tenés para lo único que querés.

La vida es rara.

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