Tuesday, February 12, 2013

Hablar de la cosa sin recitarla

Lo que nos mata es la falta de capacidad de abstracción y simplificación.

"Hay que ver el tema de que cuando tocás el botón de compra te sale un cartel que te dice que no podés comprar porque no tenés una tarjeta de crédito registrada aunque sí la tenés".

"Hay que ver el error en el chequeo de la tarjeta de crédito al comprar". TAH-FUCKING-DAH.

Imagínense un día lleno, lleno de conversaciones donde todo se refiere con la versión extendida, donde nadie parece poder ponerle nombre a las cosas y referirlas brevemente si no que todo, todo se dice entero de pe a pa, y todas las conversaciones duran veintisiete millones de años porque no podemos abreviar. Yo me mato. Me pasa últimamente.

Pero ya está, no hay nada que hacer, no es algo que se corrige con cierta sencillez (las cucharas están en el segundo cajón), ni es algo que se corrija con insistencia como un mal hábito (apagá la luz cuando salís); es algo que requiere casi una reeducación, algo sobre lo cual mucha gente ni siquiera va a ver el problema o el beneficio de corregirlo, y yo me quiero ir a trabajar a otro planeta. Puedo vivir con esto, no quiero laburar con esto. Que las charlas de café me duren horas, y que las reuniones de laburo me duren minutos.

Como ya dije en su momento, gracias a todos los docentes que me enseñaron el valor de la abstracción.

2 comments:

Tam said...

La abstracción es necesaria, pero a mi entender también influye que hay personas que necesitan hacerse notar y por eso arman frases tan extensas para expresar algo que puede ser más conciso.
Como decís, para una charla de café es adecuado, para el trabajo no.

Carolain said...

Cierto, eso también. Gran error, en mi opinión, porque me parece mucho más flashero alguien que tira la posta en pocas palabras. Cuestion de gustos, supongo :)

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