Wednesday, June 20, 2012

Los hombres no quieren mujeres, quieren tamagotchis que se dejen

Releyendo este artículo de Cracked.com que había visto hace un tiempo, llegué a una conclusión bastante sencilla, que me pareció un tanto útil y esclarecedora, si bien no es precisamente una luz de esperanza para nadie.

Lo releí cuando lo busqué para pasárselo a un amigo a raíz de una conversación entre hombres que presencié, donde todos hablaban en tono ligeramente confesional sobre cómo discuten con sus mujeres. Muchos admitían ser muy descuidados en las típicas cosas, como ni preguntarle qué había sido de su día y cómo andaba, y de terminar entendiendo que los reclamos de su media naranja eran razonables. También reconocían disfrutar esas atenciones que usualmente reciben y no siempre dan. Pero todos coincidían en que a la hora de discutir eran absolutamente incapaces de aceptarlo cuando se daban cuenta de que no tenían razón. Las mejores opciones en el momento de darse cuenta de que ella tiene razón y él está equivocado fueron: decirle "ahora no te voy a dar la razón porque estoy muy engranado, hablemos después", reírse, y hacerse el boludo. Por lo menos ninguno defendió la postura de empacarse e insistir con algo que ni ellos se creen.

Busqué el artículo para señalarles el punto 4, por eso de no entender de una los reclamos femeninos. La autora dice que "¿Por qué las minas no te quieren decir qué pasa?" cuando algo anda mal es la pregunta equivocada, y que la pregunta correcta es "¿Por qué decirme qué pasa podría no funcionar en esta situación?". O sea, ¿no me lo dice de jodida que es, o no me lo dice porque le parece que es al pedo? Y sí, es una buena pregunta.

Es mejor leer ese punto del artículo que leer mi parafraseo, pero en síntesis las posibles explicaciones que ofrece el artículo para que una mujer no diga qué es lo que la tiene mal son dos, y ambas parten de que para ella el problema es tan obvio que: uno, cree que el otro la está gastando o está armando alguna tramoya para engatusarla y ni se quiere meter; dos, descubre que el otro necesita indicaciones explícitas para cada paso de la interacción con otro ser humano, y decide ahorrarse hoy exactamente el mismo esfuerzo por aclarar obviedades que de todos modos tendrá que hacer mañana y cada día de ahí en adelante.

Pero la parte de la nota que me llevó a reflexionar un poco más fue un accesorio de la introducción a ese punto, que dice:

This idea that women have some across-the-board tendency to "never tell what's wrong" breaks down when you note that the same people who ask this question also find themselves complaining about women's nagging, or the dreaded "can we talk" question, so it's pretty clear their women are pretty vocal about stating what's wrong in a variety of situations.

No entendía muy bien por qué los hombres claramente quieren resolver el problema cuando eventualmente entienden que hay uno, pero no prestan atención hasta que les explota en la cara. Después me llamó la atención que no quieran escuchar qué pasa para pensar qué se puede hacer, si no que simplemente quieren escuchar "qué hay que hacer". Y ahí entendí.

Una mujer en una pareja quiere un compañero. Es un error, para mí, pretender encontrar en una pareja a El Súper Amigo, que sea todas las amigas y todos los amigos juntos, con quien se pueda compartir todas las ideas y actividades que se le cruzan a una por la cabeza. Cada uno tiene su forma de ser, sus gustos, y además una vida que gira en torno a una sola persona es un plomo. Pero no me parece nada mal esperar en la vida tener un compañero. Alguien que te escucha y te cuenta, te aconseja y busca tu consejo, habla con vos, alguien con quien se imaginan cosas, se resuelven problemas, se deliran boludeces. Una mujer quiere una conexión emocional con alguien, y si ese alguien necesita algo, ella quiere ayudar. Creo que una mujer no te pregunta tanto "qué querés" pero sí "cómo estás".

Un hombre quiere un tamagotchi. Si hace puchero, hay que decirle que está linda. Si frunce el ceño, hay que sacarla a comer. Si suspira, hay que llevarla al cine. Si no hace falta que él haga nada, ella debería estar sonriendo. Esto de estas minas que no son felices y hay que ponerse a ver qué pasa no les funciona. Ellos no buscan una conexión, ellos cumplen un rol. Los infelices al menos sólo tienen un problema cuando ella "les rompe las pelotas" (no la registran a menos que esté llorando o a los gritos). Los buenos tipos se complican la vida percibiendo estados intermedios indescifrables como "no está sonriente y sobreexcitada con la vida a lo Mariana Fabbiani en cámara, pero tampoco está enojada, creo, ni triste, pero si no está sonriente entonces seguro tengo que hacer algo". Creo que un hombre no te pregunta tanto "qué te pasa", pero sí "qué tengo que hacer para que deje de haber un problema".


Un "qué te pasa", que viniendo de una mujer quiere decir "qué problema tenés, qué sentís", viniendo de un hombre es "que tengo que hacer para cumplir". No te quiere escuchar, no quiere pensar, no quiere resolverlo con vos, quiere que le digas qué tiene que hacer. En el caso más tosco, qué tiene que hacer para que te calles o te dejes de joder. En el caso más sensible pero aún así distante, qué tiene que hacer para que dejes de estar mal o triste. Pero ninguno dentro de ese espectro es el compañero que una mujer espera. Salvo las mujeres que ven a los hombres como proveedores de bienes materiales, choferes de auto y portadores de tarjetas de crédito, pero ni siquiera todas ellas les hacen el favor de decirles qué tienen que hacer.

No se puede decir que la postura masculina no sea equitativa, porque no quiere tu ayuda tanto como no quiere tus problemas. Vos ocupate de rumiarlos, y avisame qué puedo hacer. Yo me ocupo de rumiar mis propios asuntos y hacerme cargo sin decirte nada porque para algo soy macho. Y todos contentos. El problema es que las minas creamos que los problemas son más complejos de lo que parecen, y si aprendiéramos a simplificar seríamos todos más funcionales.

Con esto no estoy abogando particularmente por parejas del mismo sexo, primero porque esto es una generalización a grosso modo, no son todos los hombres ni todas las mujeres iguales, y segundo porque de hecho creo que juntar sólo gente con una misma tendencia esquiva cualquier posibilidad de balance y profundiza los defectos de su enfoque. Lo que si me gustaría sería ver más de eso, balance. Que se logra mezclando los distintos enfoques, no eligiendo uno y descartando los demás. Pero claro, es una idea de lo más impopular porque es mucho laburo.

1 comments:

Cachito said...

Has dado un primer paso muy importante: descubrir que ustedes son así y nosotros somos asá.
Ahora si conseguís asumir que es una boludez pedirle peras al olmo estarás en situación óptima como para construir una pareja razonablmente felíz.
Si, por el contrario, te pasás la vida renegando porque los chabones no son como vos quisieras y, peor aún, tratando de conseguir que lo sean, compraste todas las botellas de Amargo Obrero.

No me des las gracias, Carolain, sabés que me encanta ayudar...

fwenong:
flaca webona, entendeme nena...o no gozaremos.

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