Thursday, March 04, 2010

Entre que la movilidad social se puso unidireccional para abajo, el auge del consumismo, y que somos todos una manga de reverendos pelotudos, estamos muy fritos.

Disculpen, esto de que me afanen y trasnochar estudiando me pone mal.

Seré una comunista de mierda, pero cuando yo era pendeja y éramos más rusos que yankis, no había tantos cachivaches por los que volverse tan loco. No había zapatillas de media luca y celulares de última generación, ni para ostentar y enfermarse la cabeza entre los pudientes, ni para exacerbar la sensación de no-pertenencia de los que nacieron con un pie o dos fuera del sistema.

Por supuesto que mi recuerdo está teñido de infancia. Entel y el trámite de 10 años para habilitar una línea, la hiperinflación, I know. Pero la simpleza y la paz de no tener pelotudeces por las que perder la cabeza. No me niego a la tecnología, god knows, pero esto.. ¿no deberíamos tener algunas bases cubiertas antes? Qué sé yo.

Sí me niego un tanto al consumo. $200 por un juguete para chicos, ¿podemos ser así de infradotados? Si los chicos naturalmente se divierten con un pedazo de cartón y un crayón, ¿¡qué mierda estamos haciendo!? ¡Para qué carajo los enfermamos desde chiquitos! Siempre me jodió la tacañería de mi viejo, pero tengo que reconocer que el efecto que tuvo en mis años de formación es invaluable. Andá a saber cuánto más frívola y gastadora sería si no.

La culpa es del primer hijo de puta que descubrió el campo de ostentación inexplorado que había en los chicos. Cuando yo era pequeñita (sí, más que ahora), mi mamá se preocupaba porque no anduviera sucia, o desprolija. Que mi hermano y yo no pareciéramos descuidados. Si naciéramos ahora, calculo que se preocuparía porque no pareciéramos pobres. El primer hijo de puta que vendió un juguete para chicos a una relativa fortuna, y el primer repelotudo de mierda que lo compró, no por el nene, si no por él, como símbolo de status, a esos dos hay que prenderlos fuego en la plaza pública. Poco les va a joder, porque deben estar muertos y enterrados. Después el resto de los padres tienen que lidiar con no querer malcriar a sus hijos ni tampoco dejarlos traumados. Si necesitan un refuerzo, en mi opinión vale más la pena un poquito de trauma, dentro de límites razonables. Los chicos que están medio al borde del grupito de amigos por cuestiones de poder adquisitivo o de cantidad de porquerías que tengan para mostrar, suelen encontrar formas mucho más copadas de hacerse valer dentro del grupo de todos modos; desarrollan habilidades y características propias, en lugar de gastar plata. De última, si ven que falla, lo cambian de colegio y ahí lo llenan de boludeces para que compita, pero por lo menos lo intentaron.

Suficiente desvarío, me vuelvo a mi libro antes de tener más de qué arrepentirme.

3 comments:

Cachito said...

Sí, claro, y yo, pobre, que ni siquiera puedo tener un blog...

P.S.: ché, que boquita, eh!!!

bative:
batís verdades.

Carolain said...

Eso, ¿por qué no tenés un blog? O no lo compartís, al menos. ¿Eh?

Pablo Borowicz said...

Es culpa del marketing. Las empresas de juguetes (cof-bandai-cof-mattel) producen dibujitos para poder después vender los muñecos de los dibujitos. En las propagandas de Caballeros del Zodíaco en Big Channel te pasaban las propagandas de los muñequitos de Bandai, y ¿quién no quería tener un caballero con armadura cuando era chico? Y el que lo tenía era el más poronga de la clase.

Todo se basa en crear necesidades para competir por cosas irrelevantes.

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