Insomniac in BA

Me cuesta invitar gente a mi casa. Más allá del historial (para todos los que vengan a mi casa estando mi viejo o mi hermano, la probabilidad de que un pisciano que no conocen les grite por un motivo que no lo amerita es de un 32%), aún cuando no hay chances de que mis invitados sean atacados por la fauna local, me cuesta. Hoy invité a una amiga a venir casa un día que me voy a tomar del laburo por estudio, para que se traiga un libro y venga a merendar o algo, para optimizar: mezclo un break necesario con ver a mi amiga, y al invitarla a casa me ahorro el tiempo de viaje.

Lo estúpido: tengo la necesidad de aclararle que preferiría vernos en otro lado, que no es de vaga que la cito en casa, y me siento mal porque la invito para darle menos bola de lo normal porque voy a estar repasando.

No deja de ser cierto que en algún lugar del mundo a cada minuto alguien se ofende por una invitación desubicada. Pero vamos, este no puede ser el caso. A la vez, en la mayoría de los casos los que se desubican no se dan cuenta, y los que se ofenden no lo dicen, así que tengo esta incomodidad estúpida mordiéndome el hombro.

[En realidad la cosa pasa porque yo tengo que entender que a veces la gente se ofende o se enoja por cualquier cosa, porque tienen problemas en otros lados que hacen metástasis en sus amistades, entonces no es por lo que uno hace que se enojan, y más vale relajarse y obrar en paz, y si hay algún problema, se arreglará. En lo social, creo que más vale curar que intentar prevenir. Aclaro que mi precaución no es porque mi amiga esté loca y nos peleemos seguido, es más bien por costumbre de lidiar con los piscianos antes mencionados.]