Insomniac in BA

Hoy es el día internacional de la mujer, así que saludos a todas mis compañeras de género. Confieso que éste es un festejo que me hizo sentir un poco rara, hasta el día de hoy.

Me entregaron un volante en la calle, de la Unión de Mujeres Socialistas, que me puso a pensar en el tema de los cupos.. Leí hace poco esto (sobre un proyecto que llegó al Parlamento en España, que establece una representación equilibrada de mujeres y hombres en la administración pública). Y me asaltó la misma duda de siempre: los cupos, estas medidas que obligan a llenar x cantidad de puestos y espacios con mujeres, ¿no son una especie de discriminación a la inversa? Las mujeres, siendo, como somos, tan capaces como los hombres, podemos hacer mérito como para merecernos esos lugares al igual que cualquiera, en la administración pública y en donde cuernos sea. Entonces, ¿hace falta una ley que obligue a los hombres a hacernos lugar, primero como si ellos dispusieran, y segundo como si no fuéramos capaces de ganarnos esos lugares?

Esa pregunta siempre me inclinó un poquito en contra de los cupos, no sólo en el caso de las mujeres sino también de las minorías. No porque crea que las mujeres y las minorías se tienen que joder, claro está, sino porque como mujer latinoamericana me parecía un poquito insultante. Gracias, pero no nos hace falta.

Hasta que hoy llegué a la conclusión de que, lamentablemente, sí hace falta. Pero no a nosotras/os; les hace falta a los prejuiciosos. Por más que nuestra capacidad sea la misma, la triste realidad es que los siglos de prejuicios tienen más peso, tienen mucha más presencia en la mente de la gente, se den cuenta o no. Y una manera de combatir el prejuicio, es contrarrestarlo inclinando las cosas para el otro lado con una ley.

Podríamos seguir hablando sobre el machismo y tener toda la paciencia del mundo; esperar que a medida que los espacios se abren de a una mujer por vez, el tomar contacto con nosotras en lo laboral de a poquito vaya convenciendo a todos de que la igualdad no es algo que se nos concede, si no un hecho que algunas pequeñas mentes retorcidas tardan en entender. Pero, personalmente, no me parece una gran idea. No hay que esperar que la montaña venga a Mahoma, hay que tomar el toro por las astas y hacer que las cosas pasen. Si hace falta obligar a cierta gente a trabajar codo a codo con nosotras para que finalmente entiendan que no hay diferencias, que así sea. Pasarán las generaciones, se formarán millones de personas en un mundo donde las mujeres estemos donde nos corresponde (por todos lados), y eventualmente las leyes de cupos ya no tendrán razón de ser.

Mientras tanto, feliz Día Internacional de la Mujer.