Thursday, May 30, 2013

"Viajar". Y ya está, eso es bueno.

Para mí, no. Viajar en algunas condiciones está bueno. En otras, no. Quedarse donde uno está en algunas condiciones es bueno. En otras, no. No es tachar ítems de una lista de compra, es tener una experiencia en todos sus niveles.

Me imagino una charla de dos boludontes. "¿Y, qué tal anoche?". "Bien, la puse". Ahí, binario, básico, la-puse, no-la-puse.

La puse y estuvo bueno. La puse y fue una mierda porque no podía dejar de pensar en Fulana. La puse y fue liberador porque ni me acordé de Fulana. La puse y ni pensé en Fulana, y ahora no sé cómo me siento, estoy confundido. La puse y fue un garrón porque la mina se quiso hacer la acróbata y terminamos en el hospital. La puse, estuvo bueno, y aún así la mejor parte fue quedarnos charlando hasta que se quedó dormida porque no daba más. La puse y el orgasmo no me compensó el embole que me resultó chamuyármela; hubiera preferido arreglarme solo, y ahorraba tiempo y plata. La puse y la mina estaba bárbara; me siento un campeón.

La puse. ¡Qué bien! Viajo ¡Qué bien! Estoy embarazada. ¡Qué bien! Cambié de laburo para ganar más guita. ¡Qué bien!

Me quedé en casa el sábado a la noche. ¡Qué mal! No tengo tele. ¡Qué mal! No tengo pareja. ¡Qué mal! No tomo y no fumo. ¡Qué mal!

Una cosa es que se te escape. Las costumbres son las costumbres; no es tan sencillo reaccionar a estornudar sin taparse la boca con la mano y en cambio estornudarse el revés del codo como dicen ahora que hay que hacer. Pero loco, no insistan. Si alguien dice como bueno que se quedó en su casa el domingo, no le digan que le van a conseguir un plan para el finde que viene, como si lo que la persona siente chupara un huevo frente a las indicaciones del Manual Universal de Lo Que Hay Que Hacer, que dice que los fines de semana se sale.

Pero bueno, quizás so yo que estoy medio rota. El otro día alguien me hablaba de su futuro viaje a Europa y cómo le abrió la cabeza. Yo no siento que ningún viaje me haya abierto la cabeza. Algunos me mostraron lo sencillas que son y lo cerca que están algunas cosas que para mí eran difíciles o no estaban a mi alcance. Por ejemplo, esquiar. Sí, una pelotudez así. Creí que había que tener otro estado físico, otro tipo de coraje, más guita, otras cosas. No me abrió la cabeza visitar Cuba y hablar con el taxista profesor, ni la agente de viajes ingeniera. No me abrió la cabeza conseguir un desayuno con bastante trabajo en mi cuarto de francés en un pueblito por ahí de Francia. Me resultó re divertido, me gustó mucho hacerlo. No me abrió la cabeza. Nunca lo había hecho, pero no tenía duda de que con unas pocas palabras y unos cuantos gestos se puede conseguir algo de comer en un idioma que uno no domina. Y por Cuba, no me abrió la cabeza tener una charla superficial con lugareños respecto de un país sobre el que uno puede leer mucho desde su casa. No me dejaron ninguna idea nueva en la cabeza.

No me abrió la cabeza viajar por laburo. En todos los países hay más o menos los mismos tipos de gente buena y de pelotudos. Lo más revelador que me ha pasado en un viaje por laburo ha sido hoy pasar 9 horas en una oficina con la boca hinchada al doble y con ampollas por un herpes, y notar que me disgustó mucho lo que los norteamericanos entienden por politeness. Nadie me preguntó qué tenía, nadie me deseó que se me pasara pronto, nadie me hizo un chiste; todo el mundo actuó como si no hubiera nada fuera de lo común. La única referencia que hice les resultó terriblemente incómoda ("I'm doing alright, except for this ugly thing"). Preferiría estar en Argentina y tener que dar la cara por algo vergonzoso, como elegir entre decir "me puse colágeno y me salió como el orto" o mentir un "me dio alergia a la manteca de cacao". Prefiero la politeness argentina de comprarte una mentira si no querés decir qué te pasa, que la politeness yanki de que nada les importa un huevo.

No viajé sola y no hice la de parar en un hostel y conocer gente. No soy buena conociendo gente, no me resulta cómodo interactuar con desconocidos y se me nota. Así que quizás por eso me falte sensación de apertura de cabeza. Pero la verdad es que no creo que le pase a mucha gente algo como lo que yo considero que sí me abriría la cabeza, que sería tener una charla profunda, no una llenadero de tiempo costumbrista de pelotudeces como "En mi país comemos mucha carne,  la economía es un quilombo, hablamos español y la educación pública es gratuita. ¿En el tuyo?". He leído artículos de revista que me han abierto más la cabeza que las conversaciones con extranjeros.

No sé. No sé si en general medio mundo se mueve por casilleros, de fórmula en fórmula, o hay algo que yo no estoy entendiendo.

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